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circulantperargentina

Argentina en imatges (i1)

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1 Sala d'embarcament n.59, aeroport d'El Prat, Bcn.

2 Marc, Àvia Lily, Salva

3 BBAA design

4 Gomero de més de 200 anys, parc de la Recoleta

5 Gats a l'entrada del cementiri de la Recoleta, on hi ha enterrats, entre d'altres, diversos prócers argentins com Hipólito Irigoyen, president en dues etapes de principi de segle XX, l'Evita... i el meu avi Tatin. 

6 Estatua d'un mausoleu, cementiri de la Recoleta

7 La cosina Pilu, al cementiri de la Recoleta

 

 

Los viajes empiezan antes de llegar

Los viajes empiezan antes de llegar

Preparar el viaje, los papeles, los gadgets que lo acompañaran a uno al largo de unos meses (el portátil, la cámara digital, el mp3…).

Despedirse. El último café, la última copa, las últimas miradas y los últimos abrazos… por un tiempo. Y es que uno va lejos pero por suerte, ni al cielo ni al infierno.

El día antes. El último sueño en mi cama, mi cama. Viaje interminable hasta el aeropuerto de El Prat. Tanto preparatorio y me olvido la llave del candado de la maleta. Las primeras veces, por muy preparadas que uno las tenga, a veces salen así, torpes.

DRD 1213 TF/BUENOS AIRES RETRASADO/DELAYED/ENDARRERIT

Nueve horas de retraso! NUEVE! No es un muy buen eslogan que digamos para Air Madrid.

A las 15.30 tenia que partir el avión… y no salió hasta pasadas las 12 de la noche. Más de cinco horas encerrado en la zona de embarque, que era un auténtico ghetto argentino. El catalán solo lo hablábamos dos viejos y yo. A cada megafonía que anunciaba un nuevo retraso la diáspora argentina aplaudía, gritaba… y demostraba porque son unos quilomberos. Después de cada revuelta una señora de unos sesenta años acababa gritando VIVA MADRID! Otra iba gritando: terrible, terrible, es horrible ver a cada hora el mismo cartel, son unos macanas!

Cuando subimos al avión, las primeras palabras del comandante Jiménez Carrillo son: Tenemos uno de los aviones más modernos del mundo y como funciona con muchas computadoras, a veces… las risas de la gente llenan el avión.

Despegamos. Miles de hormigas luminosas nos despiden a la orilla. En plena noche negra, el mar nos engulle. Me duermo. Me despierto un poco antes de que el avión aterrice en Tenerife sur. Como el retraso que llevábamos era tan grande, una guagua tiene que llevar a los pasajeros que se bajan al aeropuerto de Tenerife norte, el destino original.

Despegamos otra vez. Me vuelvo a dormir un rato. Nos dan una comida entre nauseabunda y plastificada como almuerzo (era lo que tendríamos que haber cenado…).

Al cabo de unas horas empiezo a divisar Buenos Aires, esa mancha de edificaciones ingente que se expande a la izquierda del río de la plata. Cuadriculas, arterias descomunales e infinitas dibujan la trama de la ciudad del tango. Y uno se imagina allá abajo siendo incluso menos que un grano de arena en el desierto. Da un poco de vértigo. Y donde se acaba capital federal empieza el Gran Buenos Aires. No es sólo una impresión. Más de 12 millones de habitantes (el 33% de la población total) viven en esta macro urbe. Un país, que es el octavo en extensión del planeta, con una superficie total de más de 2 millones y medio de km2.

Antes de aterrizar, el comandante Jiménez Carrillo se disculpa: Gracias por su paciencia (se olvidó de añadir INFINITA) porque la hemos cagado bastante. 24 horas después de la hora prevista del vuelo, pisábamos Ezeiza.

A un mes vista

A un mes vista

A punt de no dir adéu sinó fins aviat. Per aquests verals estaré.